Un libro para leer y releer. A secas.
Ya desde el mismo inicio se nos adentra en el modo
de vida americano. Una forma introspectiva pero no desde el punto de mira
humanístico sino geográfico. Su introspección viene dada, como apunta Verdú,
por la indiferencia de los medios hacia las cuestiones extranjeras.
Este ensimismamiento generalizado parece garantizar
la ausencia del interés por el conocimiento general, la cultural mundial en
particular y el gusto por el conocer. No saber donde está Australia, Bélgica o
Suiza les coloca en una situación bastante peor que los países mencionados en los resultados del informe
PISA1. Por otra parte, si echamos un vistazo a las 100 mejores
universidades del planeta2 encontramos 67 universidades
norteamericanas.
¿Dónde se encuentra la clave de este desfase
educacional? ¿Por qué los primeros en enseñanza universitaria y los del montón
en la enseñanza secundaria?
La respuesta nos la da Vicente Verdú. “El norteamericano ha puesto su mano ene le
mundo más con la inspiración de un negociante (...)”, con la “(...) ambición de mercadeo (...)”. Aquí
se expone que la educación como herramienta para sustentar el país, no es considerada
transversal sino elitista y destinada solamente a los que puedan mercadear con
los productos derivados de su conocimiento. Da igual donde se encuentre Nueva
Zelanda pero ser los primeros en sacar un determinado software es prioritario.
“El
mercado cultural europeo es ya un mercado de negocios a la americana; (...)
editoriales y cinematográficas, las emisoras de radio y televisión (...)”. Esta pandemia parece no haberse detenido
a observar otras realidades de tan magnánimo país como las tasas de pobreza que
según estudios de RTVE3, en septiembre de 2011, 46, 2 millones de
personas, de una población total de 313 millones, viven por debajo del umbral
de la pobreza.
3http://www.rtve.es/noticias/20110913/indice-pobreza-estados-unidos-alcanza-record-anos/461234.shtml. El índice de pobreza en
Estados Unidos alcanza su récord en 18 años. Agencia RTVE, 13 de septiembre de
2011.
Es innegable que el mundo se ha visto
permanentemente informado sobre las excelencias de los norteamericanos. Desde
su campaña mediática, en plena Guerra Fría, sobre el hito de Armstrong sobre la
Luna hasta la reciente muerte de Steve Jobs. Un mundo que ha abierto sus
puertas a este fenómeno de invasión cultural a través de los medios de
comunicación como el cine y la televisión. La propaganda cultural de los USA ha
transcendido más allá de la pura información. Su objetivo era más profundo y
sencillo: mercantilización del espíritu y productos norteamericanos. Algo
simple pero efectivo según relata Verdú con los ejemplos de Kellogg´s, Oscar
Mayer e infinitos referentes que entraron por las pantallas (pequeñas o grandes)
en nuestra forma de vida habitual.
Vicente Verdú abraza con optimismo, en este primer
capítulo, la facilidad con que un extranjero pasa a formar parte del espíritu
americano. “Más que una nación “(...)
(USA es) una gigantesca y privilegiada comunidad de vecinos (....)”. Olvida
que los que limpian las escaleras y los inodoros de esa comunidad suelen ser
siempre los mismos.
Hay un aspecto positivo dentro del texto que
quisiera destacar. La mirada hacia el futuro sin detenerse a sentirse
apesadumbrado por las infinitas torpeza de su pasado. Ante esta visión Verdú
reconoce que “¿Cómo no adherirse a esa
metáfora del optimismo y la inmortalidad?”. Cierto es que eso les funciona
bien pero no es menos cierto que les resultaría muy vergonzante estar mirando
atrás continuamente.
En este sentido y para terminar, quisiera dejar mi
opinión personal sobre el texto desde un punto de vista diferente. Como
profesor de enseñanza secundaria considero que la brecha que se establece en
USA entre los institutos y las universidades es otro tipo de imperialismo
interno. Es la profusión de la ignorancia generalizada para que una minoría,
altamente cualificada, haga y deshaga a su antojo sin más oposición que la de
unos pobres humanos que apenas saben escribir. Parece duro, pero mis comentarios
son el reflejo de diferentes estudios realizados sobre índices de analfabetismo4.
El texto analizado parece estar trufado de una ironía contenida que en pocos
momentos sale a la luz con la fuerza y la insistencia que muchos de los que han
sufrido la devastación imperialista quisieran. Quizás ahí esté la virtud de
Verdú. En analizar pausadamente pero con rigor como la gangrena se va
apoderando de nuestro cuerpo mientras disfrutamos plácidamente de unos días de
vacaciones. En pocas palabras yo lo llamaría Anestesia Emocional Necesaria.
Creemos que estamos bien porque lo imitamos, pero en realidad, desde lo
profundo de la mente y la objetividad humana, algo nos dice que esta
satisfacción es meramente virtual.
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