Homer es capaz de todo. Los periodistas también.
El periodismo actual es una mezcla de todo lo que hace unos siglos se denominaba hombre renacentista. Hoy son hombres y mujeres los que tienen que dominar, en algunos casos, o sentir, en otros muchos, lo que es la vida del comunicador o del estudiante de Comunicación.
Comunicar es sentir hacia afuera usando la multitud de soportes, materiales o inmateriales, de los que podemos disponer para, de una forma aleatoria o premeditada, llegar a algún sitio (humano o no).
Vitrubio es hoy en día un pueblo tan grande que en todos los lugares lo conocen por "Internet" y los "Homerperiodistas" de la actualidad también tienen multiples brazos para agarrar la actualidad que, en los días que corren, trata de escabullirse entre nuestros dedos; sabedora de que la verdad es la herramienta más poderosa que posee esta profesión.
Los engaños y corruptelas que a menudo siembran nuestros días de desazón y hastío deben reconsiderar su posición en nuestra sociedad. El periodismo como filosofía de vida tiene hoy más fuerza que nunca siempre que olvide, en cierto modo, su carácter estructural y económico. No es utopía pensar que la verdad puede ser tan atractiva como la audiencia porque una llevará a la otra.
Todos estos pensamientos propios de una Escuela de Frankfurt o de Birmingham del siglo XXI aparecen de repente por varios motivos: por el amor a esta profesión, por el agradecimiento infinito a los que me abrieron los ojos desde la UNIR y porque hoy mismo ha fallecido el percutor de una nueva forma de entender la vida como responsabilidad social de cada uno de los individuos.
Stéphane Hessel, gracias a ti también.
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